jueves, 14 de diciembre de 2006

Seguridad en las tarjetas de crédito


la Edad Media, una orden cristiana, los Templarios, fueron los inventores de un sistema para poder desplazarse a Tierra Santa sin dinero en efectivo, un concepto similar a lo que hoy sería el de una tarjeta bancaria. No es que desarrollaran la banda magnética, ni que inventaran los polímeros plásticos, pero sí un documento mediante el que se puede recuperar dinero en un sitio distinto al que se depositó.

Fue un importante avance en su tiempo.Hoy en día la filosofía de las tarjetas de crédito sigue siendo muy similar. Podemos desplazarnos a distintos sitios sin necesidad de llevar dinero, aunque el desplazamiento sea hasta la tienda más cercana. Ese documento, la tarjeta acredita que el comerciante podrá cobrar a la persona que lo porta, quien tiene una determinada cantidad de dinero que le respalda.Tal y como los templarios exigían, es necesario que el portador se identifique de alguna manera.

Hoy en día la identificación telemática es compleja (por lo menos más que un simple anillo, que les bastaba a los templarios), y este es el principal problema que tienen los usuarios de las tarjetas: no existe conciencia de la importancia de la validación personal a la hora de utilizar la tarjeta de crédito.En una tarjeta de crédito existen varios sistemas de seguridad, que en muchos casos pasan desapercibidos por los usuarios. Los más utilizados son tres conjuntos de números que deben mantenerse en secreto (sobre todo el PIN, o número de identificación del usuario).La seguridad 100%, como siempre, es imposible de alcanzar. Por muchos sistemas de seguridad que se empleen, siempre existirá la posibilidad de que nos “copien” la tarjeta mediante un lector de bandas magnéticas, o muchas otras amenazas cada vez más complejas. Dentro de estas amenazas, sin duda las que están produciendo cada vez más perjuicios para los usuarios son las relacionadas con es el uso masivo de tarjetas de crédito para compras por Internet.

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