miércoles, 9 de junio de 2010

¿Cómo protegemos nuestras ideas?

Generalmente estamos creando ideas que nos pueden llevar a generar un negocios y por tanto pueden llegar a crear interesantes retornos.
Una de las primeras acciones que debes tener con claridad es hacer tangible tu idea: Derechos de autor. Las ideas son intangibles, así que no se pueden proteger.
Se suele recomendar a los emprendedores que escriban detalladamente en un documento su idea como si fuera un proceso, un producto o un servicio. El derecho de autor protege la forma mediante la cual se expresa la idea detalladamente; pero cuidado, no protege la idea. Así que no siempre es recomendable y sería adecuado pedir asesoría.

La Protección tangible es otra acción que se puede generar, allí las Patente tienen algo que decir. Una vez escrito un documento detallando todas las características de tu idea, que se puede proteger o no con el derecho de autor, habría que escribir en código fuente o algoritmo que será utilizado por una maquina u ordenador. Si la idea ya puede ejecutar una función mecánica en una determinada máquina u ordenador, la idea se puede patentar. Para patentar, lo más recomendable es recibir asesoría de profesionales en propiedad industrial.

Las ideas llevan un nombre y que va a derivar en La marca. Su los emprendedores que el derecho de autor y la patente les protege, pero sigue sin proteger del todo a sus ideas. Porqué sus ideas están incompletas: deben ser vendibles. El primer paso para vender cualquier idea es destacarla en el mercado. Así que necesita un nombre, una denominación, que se protege mediante el registro de marca a nivel nacional, comunitario o internacional, según la perspectiva de crecimiento que tenga el negocio, y obviamente, del presupuesto inicial.

Cuándo tu producto o servicio va a salir al mercado es importante tener en claro la contratación del know-how, es decir preparar la idea para que sea lucrativa. Desarrollar el plan de empresa, conseguir socios capitalistas, desarrollar la producción y la comercialización. Por consiguiente, es recomendable protegerse mediante contratos con socios, proveedores, clientes y distribuidores. Los emprendedores olvidan a menudo que la mayor protección de sus ideas está en los contratos que firman cuando venden o explotan sus ideas. Si es posible, lo más adecuado sería vender las ideas a través de contratos que incluyan suministro y asesoramiento que permita una explotación más amplia en el tiempo.

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