lunes, 21 de noviembre de 2011

Chile, hacia un nuevo sistema de capacitación


Chile necesita  una modificación profunda al sistema de capacitación de  trabajadores, a través de una reforma al Estatuto de Capacitación y Empleo  (Ley Nº 19.518) que permite a los trabajadores capacitarse con el uso de la franquicia tributara. Esta es una gran oportunidad para más de millones de trabajadores a la vez que una necesidad para las empresas  pequeñas y medianas que hoy generan gran parte de la oferta laboral de nuestro país, pero  en realidad son las grandes empresas las que utilizan esta herramienta legal.
Una reforma en el sistema de capacitación nacional debe avanzar hacia un modelo en formación por competencias donde se excluyan cursos pequeños que no agregan valor al trabajador ni permite generar  la actitud, el conocimiento y la destreza necesarios para cumplir exitosamente las actividades que componen una función laboral, según los requerimientos del sector productivo.

El mercado laboral chileno demanda trabajadores capacitados. Las empresas chilenas deben hacer un gran esfuerzo por incentivar y motivar a sus trabajadores a seguir perfeccionándose, más aún, cuando las tasas de retorno demuestran cuán conveniente es invertir en educación y perfeccionamiento. 

Hoy algunos señalan que los fondos públicos destinados a la franquicia tributaria  para capacitación se "malgastan" según  las conclusiones del primer informe de la comisión de expertos convocados por el Ministerio del Trabajo para estudiar esta materia.  Los especialistas ya proponen reasignar estos fondos a modalidades más efectivas y de impacto real. Al hablar de los fondos públicos destinados a la franquicia tributaria podemos señalar que el año 2010 el gasto público en este instrumento ascendió a US$ 226 millones. Una reciente comisión del Ministerio del Trabajo ha señalado que el 70% de los cursos financiados por esta vía duran menos de 17 horas y se requieren más de 140 horas para que conlleven un alza de sueldos de los trabajadores. A lo anterior se suma los cuestionamientos  a los organismos que  implementan su utilización.

En pleno siglo XXI la empresa  nacional debe prepararse para competir incorporando mayor valor agregado a sus productos  y también incorporando tecnología a sus procesos productivos, pero ello no será posible sin trabajadores capacitadores en estas nuevas técnicas y que sean capaces de desarrollar operaciones complejas y que aporten valor al desarrollo de productos.  Para focalizar los presupuestos de capacitación a nivel nacional, debemos plantearnos cómo país la necesidad de focalizar directamente los recursos hacia los trabajadores y también hacia las empresas pequeñas y medianas que hoy son las generadores de gran parte de la fuentes laborales, son ellas las más vulnerables pero también las que tienen mayor oportunidades de desarrollo y crecimiento en una economía abierta al mundo.

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